11 de marzo de 2010

Algo más sobre mí y mis entrevistas

Hace algunos ayeres (en realidad, bastantes), andando por el centro de la ciudad, una reportera logró abordarme por sorpresa para hacerme un par de preguntas sobre aquello de la economía familiar … no me quede mudo ante el micrófono, pero casi. Camarógrafo y reportera lograron captar lo patético que soy para contestar prácticamente cualquier tipo de pregunta.

Solo recuerdo una entrevista anterior a aquella, el director de la preparatoria me fichó antes de dedicarse a exprimir el bolsillo de mis padres, para ser admitido en el bachillerato debí redactar y firmar (¡con tinta roja!) una breve carta comprometiéndome a ser un estudiante aplicado … supongo que aquella hoja se traspapeló, pues jamás cumplí con lo firmado, y nunca sufrí las consecuencias pactadas en la entrevista.

Después de aquella malograda entrevista con la reportera, he tenido una considerable cascada de entrevistas, la mayoría de ellas francamente olvidables. Ha habido sin embargo tres entrevistas que me han marcado, quizás, por que la respuesta fue siempre la misma: un no.

La primera fue la entrevista para ingresar al CCC. Esperaba mi turno sentado en un cómodo sillón, a mi lado, una chica (MUY guapa) y un chavo hablaban sobre Ronald Barthes, fui entonces llamado, había llegado mi turno. La primera pregunta, para supuestamente romper el hielo, no logró su cometido: “¿algún platillo típico de Aguascalientes?” … maldita ciudad sin tradiciones culinarias. El acabose, sin embargo, llegó cuando me pidieron que diera mi opinión sobre José Revueltas, jamás había leído algo de él, adiós a mis aspiraciones.

La segunda fue la entrevista para ingresar al CUEC. Esperaba mi turno en una banca, a mi lado, un tipo que parecía zombi, otro acompañado de su mami, y uno más que decía estar crudo (no se le notaba), en mis manos, el número de aniversario de la revista La tempestad con Octavio Paz en la portada, el crudo me preguntó por la revista, “pura vanidad” –le repliqué- mostrándole que las primeras cincuenta páginas de la misma eran pura publicidad, comenzábamos a hablar sobre nuestros respectivos exámenes cuando fui llamado, había llegado mi turno. Entro y veo en el panel a Jorge Ayala Blanco, pero no hago expresión alguna sobre mi sorpresa, la entrevista fue francamente sosa, malas preguntas y peores respuestas, algún idiota del panel me increpó airadamente recriminándome donde iba yo a dormir siendo de Aguascalientes (como lo dije, un idiota), lo confieso, al salir de ahí, deseé no ser admitido.

La tercera fue para ingresar a laborar en un proyecto nonato llamado bitácora social, trabajo en el cual me pagarían aparentemente bien por dedicarme a una de las tres cosas que más disfruto en la vida: pensar (las otras dos, por supuesto, son coger y divertirme). La cita fue en el Marriot de Reforma, esperaba en una banca, a mi lado, solamente había cuadros, pronto fui llamado, había llegado mi turno. Tres personas aparentemente amenas me recibieron (un cuarto se sumaría después), me pidieron que les hablara de mí, misión imposible, pedirle a la persona que nunca habla de sí que se describa, a quien se sabe indefinible, que se defina. Me mencionaron que obtuve el mejor puntaje en el examen, pero fue contraproducente halagar a quien siempre ha sido humilde con sus “logros” (al menos, eso creo de mí, que soy humilde). No sentí la entrevista tan parca, pero ellos sintieron lo contrario.

Me entristezco mas no me desespero, sé que tarde o temprano (espero que lo segundo) me llegará una cuarta entrevista, sé también que algo tengo que cambiar, tres rechazos no son coincidencia, algo estoy haciendo mal, quizás, es hora de dejar en el buró las memorias de Gore Vidal y empezar a escribir (verborreicamente) mis propias memorias.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

hello... hapi blogging... have a nice day! just visiting here....

USOHEAYHOR dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
USOHEAYHOR dijo...

Dos de las cosas que disfrutas las considero efímeras, pero divertirte, es no perecedero. Yo prefiero combinar la diversión con lo que disfruto

Lily dijo...

Ja, ahí está lo que decía

Lily dijo...

Pones cochinadas y no son inventos míos =(