Tras ser mal atendidos en un bar nice, tras acudir a otro bar para recordar los viejos tiempos y constatar como el otrora tuburio es ahora un lugar mojigato que cierra a tempranas horas, decidimos que la suerte nos llevara a experimentar la ingesta de cerveza en un sitio llamado "el voladito".
Al entrar, un empleado bastante malencarado como para fungir de hostess, nos pregunta ásperamente: "¿un volado?". Mi amigo acepta el reto, escoge águila, y pierde; mi turno, me solidarizo con mi colega, escojo también águila, y gano... una cerveza bien fría.
Después de ingerir los trescientos treinta mililitros de cerveza, le pregunto a mi amigo: ¿qué premios has ganado en tu vida?, piensa, titubea y me responde que no recuerda, pero está seguro que no ha de ser algo mayor a una Coca-Cola; me devuelve la pregunta, pienso, titubeo y me deprimo, me doy cuenta de que la cerveza Corona que me he tomado es el mayor premio que me he ganado en mi vida.
Para que la amargura no nos alcance, decidimos pedir otro par de amargas cervezas.
Al entrar, un empleado bastante malencarado como para fungir de hostess, nos pregunta ásperamente: "¿un volado?". Mi amigo acepta el reto, escoge águila, y pierde; mi turno, me solidarizo con mi colega, escojo también águila, y gano... una cerveza bien fría.
Después de ingerir los trescientos treinta mililitros de cerveza, le pregunto a mi amigo: ¿qué premios has ganado en tu vida?, piensa, titubea y me responde que no recuerda, pero está seguro que no ha de ser algo mayor a una Coca-Cola; me devuelve la pregunta, pienso, titubeo y me deprimo, me doy cuenta de que la cerveza Corona que me he tomado es el mayor premio que me he ganado en mi vida.
Para que la amargura no nos alcance, decidimos pedir otro par de amargas cervezas.
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