26 de mayo de 2008

Yo consulto, tú consultas, él consulta...


La propuesta, explotada como consigna, parece clara y poseedora de una lógica encantadora: Que el pueblo decida el futuro del petróleo, su petróleo. Una magna consulta popular en la cual los dizque dueños de Pemex elegirán lo que les parece conveniente y benéfico para su empresa.

Nada nuevo, ninguna barbaridad, no se trata de ningún populismo. La consulta es un método para tomar decisiones que se emplea alrededor del mundo, nuestros vecinos del norte la utilizan en ocasiones para decidir el destino que se le dará a sus impuestos en cuestiones de obra pública, el gobierno francés cedió a su población la decisión de aceptar o rechazar la Constitución Europea, hasta un supuesto autoritario como Hugo Chávez, le propuso a su pueblo un referéndum para que avalara su propuesta de reforma constitucional.

La propuesta pareciera ser políticamente correcta, olvidémonos de diatribas, ahorrémonos discusiones amargas, apelemos al formalismo, que el pueblo elija salomónicamente lo que intuya como lo más favorable para la gigantesca paraestatal, seamos verdaderamente demócratas, que se imponga la decisión de las mayorías.

Existen, sin embargo, dos inconvenientes. Uno proveniente de la vertiente legal, nuestra Constitución no avala la consulta pública, un referéndum no tendría validez jurídica alguna, y nos conllevaría a una paradoja, ¿Cómo calificar la propuesta presidencial de reforma energética de anticonstitucional, mediante un instrumento inconstitucional?, más allá de eso, resulta ejemplar el inconveniente, pues ilustra la inoperancia de nuestra izquierda, en los últimos años, pese a contar con una fuerte presencia en ambas cámaras, a los legisladores de izquierda, siempre más dados a rechazar que a proponer, nunca se les ocurrió plantear el darle algún sustento constitucional a la consulta pública a la que tanto apelan.

Más importante, sin embargo, es el segundo inconveniente, el desinterés. El cartón elaborado por Magú, y publicado el pasado Jueves en La Jornada resulta por demás ilustrativo, por más que desde la izquierda se nos quiera vender la idea de un pueblo cada vez más interesado en el debate (y en el rechazo) de la reforma energética, la realidad es que no hay tal, como lo ilustraba el magnífico monero, lo que a la raza le interesa, son asuntos menos complicados, como la desmedida alza de precios en los productos de la canasta básica.

Ejemplo ilustrativo del desinterés, es el escaso eco que se ha hecho de las ponencias que han tenido lugar en el Senado, Jorge Chabat los describía en El Universal como los “monólogos de primavera”, ponencias que se dictan para recaer en oídos sordos.

Apelar a una consulta pública para decidir el futuro de la reforma energética me parece una proposición errónea, revestida de romanticismo pero carente de toda lógica, tratándose de algo serio, de un tema en el que se juega gran parte del futuro económico de la nación, hay que apelar a la sensatez. No digo que el pueblo sea incapaz de tomar decisiones, no apelo a su supuesta ignorancia, hago énfasis del desdén que éste ha tenido para con la discusión. El debate energético no le genera buen raiting a las televisoras, el debate energético no tiene cabida en las acaloradas discusiones de la sobremesa, el debate energético solo cuenta con cierta pasión (artificial) en los círculos de los fervientes acarreados de todos los partidos políticos.

De llevarse acabo la consulta pública, el resultado será una tragicomedia plagada de un ácido humor involuntario y con resultados bochornosos. ¿Quién organizaría la consulta?, ¿Sería el muy desprestigiado IFE?, ¿O nuestros antidemocráticos partidos políticos?, más allá de todo ello, la abstinencia sería tan monstruosamente elevada, que los organizadores se sonrojarían ante tamaño fracaso y no les quedará de otra mas que agachar sus cabezas cual avestruces.

La poética defensa del petróleo no debe de seguirse soportando en endebles ideales sostenidos por hilos, se debe pasar del rechazo a los argumentos, y de ahí, a las propuestas, resulta inconcebible que a estas alturas, ningún partido del Frente Amplio Progresista haya presentado una contrapropuesta en un tema que hacen tan suyo, ante el amago de Guadalupe Acosta para presentar una iniciativa en breve, los duros del PRD se le lanzaron a la yugular diciendo que no había nada de eso, que todo a su tiempo, el pretexto, francamente patético, “no quieren que el PAN y el gobierno se ‘agarren’ de su proyecto para tomar algunas cosas”... háganme ustedes el favor.

No hay comentarios: