26 de diciembre de 2008

Divagaciones # 7 ... el error en carne propia

Algunos cuantos días atrás (no más de tres o cuatro semanas atrás), me encontraba en casa de uno de mis mejores amigos a altas horas de la noche y ligeramente alcoholizado. La novedad aquel día radicó en la plática, no hablábamos ni de asuntos laborales, ni de la camaradería, ni de deportes, ni de las escasas mujeres que pueblan nuestras vidas... departíamos sobre nuestros padres.

¡Oh sí!, los padres de mi amigo cruzaban por esa etapa que todos los padres de familia viven alguna vez en su vida: la crisis matrimonial. Pero la novedad aludida anteriormente no radicaba en ello, ya que, como lo enfaticé atrás, todos los matrimonios entran alguna vez en crisis. Lo realmente novedoso fue el que mi amigo comenzara a platicarme sobre, los que él cree, son los errores de su padre como padre, no eran frivolidades las que me enumeraba, me hablaba sobre las cosas que su padre nunca le enseñó o aquellas que le enseñó erróneamente... tras algunos minutos en los cuales perfectamente me di cuenta de que lo que mi amigo buscaba era el desahogo, intervine con uno de esos discursos plagados de buenas intenciones pero completamente alejados de la realidad, sin embargo, entre tanta postura políticamente correcta creo que le dije algo que valía la pena: que se juzgara como hijo con la misma lupa con la cual juzgó a su padre.

Sé que mi discurso cursi y empalagoso se esfumó más rápido que la resaca del día siguiente, aunque debo de decir, con cierta alegría, que en estas fiestas decembrinas vi a los padres de mi amigo juntos y contentos.

Y así como los padres de mi amigo sufrieron su crisis, mi círculo de amigos vivió también algunos conflictos este año, no pasa desapercibido el que en nuestras más recientes reuniones queden algunas sillas vacías, aunque por otro lado, otros volvieron a ocupar aquel lugar que en alguna ocasión dejaron vacante.

La semana pasada regresábamos de una fiesta un amigo y yo en el coche de éste, me preguntó si me había enterado de que tuvo algunos problemas con fulanito, le dije que sí y que qué pensaba hacer al respecto, ¿hablaría con fulanito o dejaría que el tiempo sanara las heridas?, me respondió que esto último. Hace poco, también a altas horas de la noche (sí, la farra ha estado con todo últimamente), hablaba con mi amigo Cristian Mujica, la amistad entre nosotros se deterioro básicamente por mi culpa, lo acepté, lo acepto y espero que algún día la herida que muestra una costra de sangre seca cicatrice por completo. Cuando algo tan importante como lo es una amistad esta en juego, bien vale la pena aceptar y enmendar los errores que hemos cometido, más en estas épocas navideñas en las que a muchos se les ablanda el corazón.

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