28 de enero de 2009

Elogio de lo mismo

Ayer confesaba el hastío que me provoca la monotonía y hoy, gracias al blog de Guillermo Sheridan, descrubo un brevísimo poema de Gabriel Zaid que no es otra cosa más que un elogio de lo mismo:

¡Qué extraño es lo mismo! 

Descubrir lo mismo.

Llegar a lo mismo.



¡Cielos de lo mismo!

Perderse en lo mismo.

Encontrarse en lo mismo.



¡Oh, mismo inagotable!

Danos siempre lo mismo.

Simpático poema que, no obstante, no me quita de la cabeza esa idea que tengo: pocas cosas tan bostezantes como la rutina.

No hay comentarios: