27 de octubre de 2009

Sin City


Aguascalientes, una ciudad que no oculta sus aspiraciones, entre ellas, una de las principales es el desarrollo. Actualmente nuestras autoridades municipales gastan nuestros impuestos en la elaboración de un sin fin -en realidad, se pueden contar con los dedos de las manos- de pasos a desnivel con la intención de agilizar la circulación vehicular en el vulgarmente conocido como el segundo anillo y, claro está, que la ciudad se vea modernísima por obra y gracia de los citados pasos a desnivel.

Si el desarrollo es una de nuestras aspiraciones, propongo que seamos sinceros como ciudadanía, el crecimiento conlleva ventajas pero arrastra consigo ciertas desventajas. Si la ciudad se expande, si se ensanchan nuestras avenidas, si engordan nuestros ingresos y nuestras billeteras (jaja), debemos reconocer, tarde o temprano, que nuestros pecados serán más notorios y oscuros, que los vicios germinarán en las calles y se arraigarán en los hogares de ésta ciudad.

Somos, en apariencia, una ciudad que conserva una muy refinada compostura: las bebidas alcohólicas se dejan de expender a temprana hora, la prostitución y los table-dance están recluidos en una zona llamada “de tolerancia”, lo centros nocturnos cierran temprano sus puertas… nuestras composturas son en realidad una suma de hipocresías. El alcohol se vende clandestina (y quizás adulteradamente) en varios puntos de la ciudad y la prostitución se ejerce sin disimulo en ciertas calles.

El mejor ejemplo del cómo no hemos sabido reconocer nuestros pecados fue la abrupta llegada de la violencia a las calles de ésta ciudad, los sicarios, se decía, vienen de fuera, era inconcebible que en la ciudad de la gente buena se hayan procreado seres humanos con una nula calidad moral.

La realidad es sin embargo tan distinta, recientemente, en un periódico de circulación local aparecieron notas periodísticas en las que se deja en claro que el estado ocupa algunos de los primerísimos lugares a nivel nacional en el consumo de diversos vicios, por ejemplo: “Aguascalientes, se encuentra entre los diez estados con mayor porcentaje del consumo de bebidas alcohólicas y cigarrillos entre la población adolescente de entre 10 a 19 años de edad”, “Aguascalientes es el estado con el mayor número de consumidores activos de tabaco”, “La droga ilegal más consumida en Aguascalientes es la marihuana con 25 mil 914 consumidores equivalentes al 3.3 por ciento de la población total del estado, en segundo lugar la cocaína […] con 20 mil 147 consumidores”. ¿Porqué entonces ese afán de negar nuestros vicios como sociedad?

El acto de negar nuestros pecados nos condena a la toma de decisiones reprobables, he ahí aquella medida insostenible: el ayuntamiento de la capital ha implementado una triste estrategia, en ciertas colonias se ha decretado una especie de toque de queda travestido, quien vague por las calles a deshoras será detenido.

En esta ciudad no podemos seguir ocultando lo que somos, nuestros vicios no pueden seguir arrinconados porque algún día esa realidad contenida nos estallará en las manos y nos tomará muy mal parados. Son bienvenidas las aspiraciones de desarrollo, que la ciudad se agilice, crezca, se enriquezca, se modernice… pero también nos enviciaremos y pecaremos, es tiempo de irlo aceptando.

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