6 de enero de 2010

La lección del día # 13 ... la rana y el escorpión

Vimos juntos (muy juntos) Juego de lágrimas, lo recuerdo ahora. Jamás había visto tan afamada película -y tan cinéfilo (según yo)-, pero he sido desde siempre un admirador confeso e histérico de aquella canción homónima que emana de dicha cinta, interpretada por Boy George antes de su total y triste debacel. La ví con V, ella me la recomendó y, tal y como acostumbrábamos a hacerlo, la vimos tumbados en la cama... en esas estábamos cuando de repente Forrest Whitaker y su ojo melancólico comienzan a contar la fábula de la rana y el escorpión, me sorprendió gratamente que V se supiera aquella fábula cuasi de memoria, Whitaker y V remataron al unísino (pero en distintos idiomas): "es mi naturaleza".

Después, escuché, leí o ví (nótese que no lo recuerdo con exactitud) la misma fábula en otra obra, pero no logro recordar cual. Hoy en su camaleónica columna, Luis Miguel Aguilar retoma dicha fábula y se remonta a Orson Welles:

—Y contribuyó no en poco a que le dieran el Óscar por mejor guión original a Neil Jordan, quien también la dirigió. No creo que al recibirlo le haya hecho siquiera un guiño a Orson Welles.

—Welles ya había muerto en 1985.

—Bueno, no creo que Jordan al recibirlo le haya hecho un guiño a la memoria de Welles. Lo del escorpión y la rana aparece por vez primera en su película Mr. Arkadin de 1955.

Va así, aunque muchos ya la sepan. (Y va también porque Welles la fijó o la condensó limpiamente; hay, por el contrario y por ejemplo, versiones en internet demasiado largas o desabrochadas.) En un banquete el personaje propone un brindis y dice estas palabras:

“Ahora voy a hablarles de un escorpión. Este escorpión quería pasar el río y le pidió a la rana que lo llevara.

—No —le dijo la rana—, no gracias. Si te dejo que subas a mi espalda puedes picarme y la picadura del escorpión es mortal.

—¡Qué! —dijo el escorpión—. ¿Dónde está la lógica de tus palabras? —los escorpiones siempre tratan de ser lógicos—. Si yo te pico, tú te mueres y yo me ahogo.

Al oír estas palabras la rana quedó convencida y permitió que el escorpión se subiera encima de ella. Pero cuando estaban en medio del río sintió un dolor terrible y se dio cuenta de que, pese a todo, el escorpión la había picado.

—¡Y tú hablabas de lógica! —gritó la rana moribunda cuando comenzó a hundirse, arrastrando al escorpión bajo las aguas—. ¡No hay lógica en esto!

—Ya lo sé —respondió el escorpión—, pero no he podido evitarlo. Es mi naturaleza”. Arkadin concluye: “Brindemos por la naturaleza…”.

—Es lo que yo te digo: yo tampoco puedo evitar cosas que están en mi naturaleza. Pero ¿la historia es de Welles?

—Camaleón: durante algún tiempo yo me puse a buscarla a saltos en Las mil y una noches por algo que leí en el disfrutabilísimo mamotreto de las conversaciones de Orson Welles con Peter Bogdanovich (This is Orson Welles, 1992; traducido un poco bobamente al español como Ciudadano Welles, Grijalbo, 1994). Hay este diálogo: “PB: ¿Cuál es el origen de la fábula del escorpión y la rana? OW: ¡Quién sabe! Yo se la oí a un árabe”. Yo no he encontrado su fuente en otra parte, camaleón; entonces, por lo que a mí respecta “El escorpión y la rana” es de Welles.

Sin embargo, jamás he visto Mr. Arkadin, Welles no recordó donde escuchó dicha fábula, y yo tampoco lo recuerdo. ¿Estamos ante una lección del día incompleta? Tal parece.

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