9 de julio de 2008

A Life For Sale


Ian Usher vendió su vida, al menos, su vida material: Su casa, su carro, su moto esquí, su trabajo... lo abandonó todo cuanto tenía para comenzar una nueva vida, para empezar desde cero.

¿Por qué? ¿Qué pudo orillar a alguien con una vida aparentemente confortable a dejarlo todo? Sencillamente, una desilusión amorosa, su esposa está enamorada de otro hombre. ¡Sorpresa!, en el mundo globalizado los sentimientos humanos siguen teniendo (en ocasiones) una mayor jerarquía que el consumismo material, el corazón herido de Ian Usher le dictó este inesperado viraje a su vida.

Pero... ¿Por qué hacerlo público?, ¿Qué necesidad hay de ello?, ¿Por qué no mantenerlo dentro de la íntima circunferencia de la privacidad? ¿De dónde proviene la imperiosidad de manifestarlo online?. La Internet está cambiado nuestras vidas y éste es un ejemplo de ello, lo privado se diluye de a poco, las posibilidades de la libre y abierta expresión aumentan.

Internet es un medio que se ha vuelto moneda de uso corriente, constantemente crece el número de cibernautas que se conectan desde la comodidad de su hogar, o en su defecto, desde el cibercafé de a algunos-cuantos-devaluados-la-hora. Pero es un medio del cual mayoritariamente desconocemos, su historia -encontrar un libro sobre la historia del Internet es imposible-, su evolución, y las posibilidades e imposibilidades que nos deparará en el futuro... es un completo enigma.

¿Cómo ha cambiado Internet nuestras vidas?, ¿Cómo las cambiará en un futuro?, ¿Cómo nos ha globalizado sin movernos de una silla?, ¿Cómo nos ha enclaustrado para conocer el mundo a través un monitor? Están las novedades cada día más cotidianas: De repente algunos blogs se vuelven importantes fuentes de noticias y de opinión, las novedades se propagan visual y democráticamente por YouTube, las relaciones en pareja se inician y se terminan en el hi5, la convivencia diaria se fomenta mediante el Messenger...

Las potencialidades del Internet están resultando infinitas: La industria discográfica ha evolucionado, ahora las novedades se descargan, no se adquieren haciendo largas filas en las tiendas de discos; la industria cinematográfica explora posibilidades que vayan más allá de los trailers; los medios impresos mejoran constantemente sus sitios webs pese a que en la actualidad les brinda cuantiosas pérdidas económicas...

Las visiones apocalípticas comienzan a brotar, Umberto Eco ha disertado sobre los supuestos peligros de la pérdida del conocimiento, deteriorándose y fragmentándose el concepto histórico y universal, para dar paso a la aprobación de la opinión personal, aislada y desinformada, el libro aniquilado por al blog, la enciclopedia opacada por la Wikipedia... probablemente. Existen también problemas mucho más tangibles, el aislamiento y la irrupción a la vida privada son dos de ellos. Google Earth y Street View son el ejemplo de esto, desde cualquier PC, con estos programa, uno puede ver diversas partes del mundo, cuyo principal inconveniente es que incluye rostros de personas, matrículas de automóviles... esto pasa hoy, ¿Qué acontecerá mañana?

Ian Usher vendió su vida por Internet, también vendió la idea de vendernos su vida por Internet, y nos regaló la interrogante de lo que en un futuro nos deparará a través de la Internet. Ni Los supersónicos, ni H. G. Wells, ni Fritz Lang, ni George Méliès, ni Aldous Huxley... nadie visionó la Internet, soñábamos con llegar a la Luna, con la invasión alienígena, con la capacidad de volar, con viajar en el tiempo... ¿A dónde nos llevarán los múltiples caminos de la Internet?

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