2 de septiembre de 2009

Ahí estaba el detalle

La semana pasada ví Los que se quedan, documental mexicano dirigido por Rulfito. Una secuencia me estaba llamando poderosamente la atención: un hombre de la tercera edad infla un globo de color naranja, se esmera en su labor, revisa el volúmen que ha alcanzado el globo y no se conforma con ello, resopla con fuerza de nueva cuenta y ... la secuencia se corta. Me enfurecí, deseaba, de corazón, ver la finalidad de aquel delicado empeño. Rulfito me volvía a desilusionar.

Pero... Rulfito será un cineasta con altibajos, pero siempre le he reconocido el crear hermosos finales -el final de En el hoyo ha de ser uno de los más bellos y asfixiantes que he visto en mi vida-. Vemos al final de Los que se quedan a tres jóvenes cruzando la sierra, tienen un destino: la casa de sus padres, la casa de aquel viejo que inflaba devotamente un globo, y ahí está, el hinchado globo color naranja junto a otros tres globos y un minúsculo letrero de fondo rosa y letras negras que dice: "bienvenidos".

Cualquiera pensaría que el panorama poco tiene de festivo, ¡cuatro solitarios globos y un pinchurriento letrerito!, ¡por favor!. El viejo tiene su rostro tan agrietado que es imposible reconocer expresión alguna en él, pero, recuerdo el empeño que puso al inflar aquel globo, aquel mínimo detalle, y me lo imagino, en esos momentos, como una de las personas más alegres en el mundo... ahí estaba el detalle.

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