2 de diciembre de 2009

Investigadores y películas sin gloria (ni pena)

Leo hoy en La Jornada Aguascalientes:

“La experiencia de la socióloga Claudia Delgado que empezó con una investigación como parte de un trabajo universitario terminó por convertirse en una publicación, Lucha libre en Aguascalientes, que sienta un precedente en un fenómeno social importante y desde el que se pueden analizar otros fenómenos religiosos, deportivos, culturales e incluso educativos.”

La nota promete erudición al desnudo y al por mayor, en un solo párrafo nos receta: “experiencia”, “socióloga”, “investigación”, “trabajo universitario”, “publicación”, “precedente”, “importante” … uf, uf y re-contra-uf. Tiene usted que no solo poseer agallas y pantalones, sino también, amplias neuronas para adentrarse a tan profundo trabajo. Claudia Delgado promete aleccionar a la plebe siempre ignorante que ve en las luchas “sólo un espectáculo”. Pero, ¿qué chingaos es lo que descubrió tan connotada socióloga? –se preguntará usted-. Algo asombroso –agárrese-:

“La máscara que los luchadores utilizan no es para protegerse de un golpe, es un elemento de transformación”.

¡Nooo!, ¡en la madre!. Yo siempre creí que El santo aguantaba los chingadazos que recibía de momias, zombies y demás, porque su máscara Nique tecnología Jeta-Yucateca-Air le amortiguaba el titipuchal de guamazos recibidos. Pues na nais, la máscara es un simple “elemento de transformación” (de identidad … en fin). ¡Oh!.

Pero eso no es todo, con humildad la socióloga reconoce que “Para Delgado sería importante que existiera otra publicación a este respecto porque este libro dejó todavía mucha lagunas”. Osease, es probable la aparición de una secuela, faltaba más.

… y pasando a las películas …

De El estudiante, mejor ni hablar, pasemos entonces a Bastardos sin gloria.

Me trago el orgullo (mi baguette no, sabía asqueroso). El primer capítulo de la película es una puta joya, pero, lástima tarantinito, ahí no terminó tu película.

Para ser breve: todas las secuencias de Brad Pitt y sus bastardos parecen dirigidas por un torpe imitador de Guy Ritchie; a los diálogos de Tarantino, siempre masturbatorios (y por ello geniales), acá les falta orégano, pimienta, sal y un par de gotas de semen, pues, carecen de toda gracia; la inmolación del cine, ha de ser, junto con la pelea entre la novia y la morena en Kill Bill vol. 1, lo peor que jamás filmó Tarantino.

En fin, mañana, a ver Parque vía a la muestra, esperando tener mejor suerte cinematográfica.

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