27 de septiembre de 2008
El esqueleto de la señora Morales
Tras varios intentos, todos ellos fallidos, pude ver por fin El esqueleto de la señora Morales. Me gustó, cumplió a cabalidad con los pronósticos. A continuación, un pequeño comentario sobre este clásico del cine mexicano:
El de Pablo Morales (Arturo de Córdova) y Gloria (Amparo Rivelles) es un matrimonio completamente derruido, ni se hablan ni se tocan, duermen bajo el mismo techo pero llevan vidas paralelas.
Pablo es un taxidermista que vive de las escasas ganancias que le brinda su profesión y de vender abono orgánico por una bicoca, sueña con tener una cámara fotográfica y con procrear un par de hijos que vestidos como marcianos corran por los pasillos de su casa, es briago y alegre, busca fuera de las paredes de su casa la felicidad que no le ha brindado el matrimonio; Gloria por su parte es una empedernida fanática religiosa: una enfermedad le ha deformado su rodilla derecha y ella afirma que fue por designios del altísimo; no toma medicamentos pues las enfermedades las manda Dios y solo él las puede remendar; no quiere tener hijos pues cree que nacerán deformes como ella, detesta el placer carnal y la ingesta de carne (solo come licuados), sus amistades son: el cura del pueblo, un historiador y un trío de mujeres pertenecientes a una organización similar a la de la vela perpetua.
Las marcadas diferencias entre ambos personajes han de haber sido las causales que orillaron al matrimonio a una ruptura silenciosa, quizás se enamoraron de una ilusión, no de una realidad. Y es precisamente esa divergencia de pensamientos y actitudes el eje de la película: el conservadurismo contra el liberalismo.
A primera vista parecería que el director (Rogelio A. González) toma partido. El conservadurismo encarnado en Gloria resulta fastidioso, una mujer abnegada, que se dice víctima de las circunstancias que ella misma invenciona, provoca apatía en cualquier espectador. Sin embargo el final de la película es una vuelta de tuera, Pablo, quien se jacta de ser "muy inteligente", terminará siendo la víctima de un error que no efectuaría quien se ufana de no cometer uno solo.
El México de inicios de la segunda mitad del siglo XX perfectamente retratado en El esqueleto de la señora Morales, cinta estelarizada de manera magistral por Arturo de Córdova y en la cual se despliega un humor negro, lamentablemente, pocas veces empleado en el cine nacional.
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