14 de abril de 2009

¿Cómo abstenernos?


En la revista nexos aparece publicado un interesante artículo de Claudio López-Guerra titulado Todos los pájaros de un tiro, en el arroja una hipótesis que debería de ser tomada en cuenta: el abstencionismo como acto individual está condenado a la intrascendencia, si se quiere que éste sea un acto mediante el cual la sociedad exprese el cómo desaprueba a sus políticos, se debe de organizar el abstencionismo, hacerlo un acto colectivo.

No es un secreto, durante los próximos comicios electorales las urnas lucirán vacías, las casillas atraerán a menos gente que los conciertos de Ninel Conde, y probablemente, al final de la jornada, se confirmará la noticia de que los mexicanos hemos impuesto el nuevo Récord Guiness del abstencionismo. Todo ello porque la gran mayoría de los mexicanos, simple y sencillamente, hemos dejado de creer en nuestros políticos –hay quienes todavía creen en la política … como negocio, claro está-, a estas alturas nos da igual el nombre y el apellido de quien gane las elecciones y logre así aplastar su trasero en la Cámara de Diputados, sabemos de antemano que su empeño será lamentable.

Por ello, muchos ciudadanos han decido adoptar al abstencionismo como la bandera mediante la cual expresarán la desconfianza que le provocan los políticos. Pero como apunta el citado ensayo de Claudio López-Guerra, el abstencionismo como acto individual es un acto estéril, algo parecido a una masturbación, provoca una muy gustosa satisfacción en el ámbito personal, pero a fin de cuentas, no deja de ser un acto solitario que no engendra absolutamente nada.

Poco importará el que los índices del abstencionismo lleguen a ser de antología, nuestros políticos permanecerán impávidos, quizás en sus conciencias siempre cínicas ellos no serán los culpables de la apatía ciudadana, quizás para ellos todo se deberá a la cerveza, el clima, el fútbol o vaya-usté-a-saber que se inventarán. Si de verdad se les quiere dar un fuerte jalón de orejas a los políticos, el abstencionismo debe de ser un manifiesto y no terminar ahogándose en un acto de un día y en una cifra estadística más al terminar la jornada, el abstencionista debe de argumentar su decisión por los métodos que le sean posibles: oralmente en la comida y en la borrachera, de forma escrita mediante blogs o por medio de las famosas cadenas que se mandan vía mail, comunalmente creando grupos cuya afinidad sea estar a favor del abstencionismo, estéticamente podría ser también, si ya a alguno se le ocurrió imprimir la playera del “1000% guapo”, ¿no podrá imprimirse alguna que diga “no votaré en las próximas elecciones porque no le creo a los políticos”? … no hablo yo de crear un movimiento nacional a favor del abstencionismo, como lo sugiere Claudio López Guerra, eso me parece un romanticismo que peca de utópico, hablo de que el abstencionismo pase de ser un acto mudo a un acto sonoro, si ya con sonoridad el abstencionismo llegara a transformarse en un acto colectivo, sería un bonus muy grato.

¿Cómo abstenerse? Creo que ha quedado claro que propongo darle voz al abstencionismo, que tampoco desestimo el abstencionismo como un acto coral, pero debo de agregar algo, si llega a darse lo propuesto (ya llovió), espero encontrarme con una manifestación inteligente, y porque no, también divertida, si arriba ejemplifiqué con una playera irreverente, no lo hice por ser irónico, lo hice porque en una manifestación abstencionista espero encontrar todo lo contrario a lo que pulula en el ámbito político, espero encontrar lucidez, no la hipocresía y el vacío del discurso políticamente correcto que abunda entre los políticos; espero actos de irreverencia y originalidad, no el grisáceo espectáculo de un mitin político. No espero entonces la cultura del abstencionismo sino la contracultura del abstencionismo.

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