29 de abril de 2009

Divagaciones # 11 ... la sociedad del morbo

Eran alrededor de las siete de la tarde, mis amigo y yo nos encontrábamos en playa Chacala, platicábamos y bebíamos vino con lentitud (la cerveza, se nos había agotado), nos percatamos de que no tardaría en oscurecer y decidimos partir rumbo a Sayulita -donde nos encontrábamos hospedados-. Nos levantamos mostrándole sin disimulo al resto de los bañistas nuestras amigajonadas anatomías, recogimos la basura, la hielera, nuestra sombrilla y nos disponíamos a abandonar el lugar cuando observamos que, sin disimulo, la gran mayoría de la gente (por no decir que toda) volteaba (algunos incluso corrían) rumbo a determinada dirección.

Voltee, y a la distancia, pude observar a un par de policías con poderosas metralletas –¡no mames!, ¿habrán atrapado al “Chapo” Guzmán?, ¿aquí en Chacala?-. Pero como mi vista es más bien magra, preferí ver el mórbido espectáculo que tenía a unos cuantos metros de distancia: señoras que toda la tarde estuvieron arranadas en una silla, ahora podían levantarse como por acto de magia; los hombres que nunca se despegaron de su cerveza, ahora la menospreciaban; los niños, que tardaron todo el día en levantar castillos de arena, se daban cuenta de lo infame de sus creaciones y preferían ver el espectáculo que captaba la completa atención de sus padres; los meseros, que tan amablemente nos atendieron a lo largo del día, no se aparecían ni para recoger su propina… debo de admitir que no escuché teorías sobre lo que ocurría a la distancia, pero estoy seguro de que no habrán faltado: o una pareja copulando en la playita, o un hippie vendiendo drogas, o vaya-usté-a-saber.

Recuerdo esto que viví hace aproximadamente tres semanas, porque ahora escucho y leo voces que culpan al gobierno y a los medios (pocos culpan al rumor) de provocar histeria colectiva. ¡Joder!, cuando van a asumir los mexicanos las consecuencia de sus propios actos, nadie los está obligando a seguir paso a paso la evolución de la influenza porcina (¿mexicana?), si están obcecados con las noticias que se ofrecen por Internet, periódicos, radio y televisión, es o porque quieren estar informados (lo dudo), o por simple morbo (lo firmo). Ejemplo: a algún blogger (cuyo link omito, por supuesto), se le ocurrió una genial idea: lanzar una convocatoria para determinar el número de petateados que dejará la influenza en México. ¿Es eso información?, ¿es morbo?, ¿o es que sencillamente carezco de sentido del humor?

Aquella tarde en playa Chacala, estábamos subiendo nuestros triques al carro cuando vimos pasar a media docena de policías, custodiando a un morro descalabrado y sangrando acompañado de su (supongo) novia lloriqueando y moqueando. Eso fue todo, a un güey le dieron un botellazo, y la policía y la pareja andaban en búsqueda de los victimarios. Casi la totalidad de los turistas dejaron a un lado sus actividades para contemplar una pelea más –nada nuevo, todas las peleas tienen más mirones que contendientes-. Lo mismo ocurre ahora, nuestras vidas prácticamente se han paralizado por la aparición de un virus, ok, debemos de tomar nuestras precauciones, pero no dejemos maniatarnos por un tema, hay más cosas en la vida.

Algunos han bautizado a este fenómeno como la sociedad del espectáculo, patrañas, es la sociedad del morbo. Recordemos que el ama de casa está más al pendiente de los romances de la artista de Televisa, que de la telenovela que actualmente protagoniza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Putas! y ya no supistesss por qué se madrearon al de la playa?!... chales! puras historias a medias contigo.

PD. Paolo Botti no tiene influenza porcina, fiu!