8 de junio de 2009

Más sobre ¿desánimo o protesta?

Si usted la libró, si se salvó de padecer las sandeces de Fabrizio Mejía Madrid, probablemente se preguntará porque armo tanto argüende. Pues bien, ayer en Milenio se publicó un artículo de Álvaro Cueva que sigue la línea de Fabrizio: (des)califica la idea del voto en blanco y la compara con un espectáculo circense. Rechazo por completo esta altiva actitud que antes de analizar un fenómeno social lo descalifica por completo, no me opongo a que se critique el voto en blanco, me opongo a que con desdén e ínfulas de superioridad se le califique como una manifestación imbécil.

Hoy hablan sobre el voto en blanco: Luis Carlos Ugalde, quien propone que se analicen las causas y no las no las consecuencias del voto en blanco; Luis González de Alba, quien escribe siete punto que se deben de exigir junto con la anulación del voto; por su parte, Agustín Basave y Leo Zuckermann proponen otras alternativas para manifestar el descontento social.

Aporto un par de visiones críticas sobre el voto en blanco: una contundente, a cargo de Mauricio Merino; la otra vociferante, le corresponde a León Krauze.

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