30 de junio de 2009

¿La imaginación al poder?


Hace tiempo, una peste conocida como porcina, mexicana, humana, y finalmente, AH1N1 –como podrá verse, en la determinación final del nombre no intervino ningún mercadólogo- azotó al país. Por esas fechas comenzarían las campañas electorales, el panorama lucía sombrío, la desolación deambulaba por el país, pero la clase política (ellos siempre) llamaba a la calma, decían tener una mágica solución en sus manos, emplearían una de sus múltiples cualidades para que los ciudadanos pudiésemos ser testigos de campañas ejemplares: la imaginación.

¿Realmente emplearon la imaginación?. No es necesario hacer un análisis exhaustivo para concluir que no. En la marejada de spots prevalece lo obvio: el llamado a votar por el partido en cuestión. La propaganda ha sido mala y por ende no convence, solamente reafirma las convicciones de los previamente convencidos. Los micro-discursos publicitarios tropiezan con todos los charcos de los lugares comunes: el PAN reafirma su compromiso con la valentía del señor presidente; el PRI demuestra que su fuerza corporativa es capaz de entintar estados de rojo, pero se sigue mostrando incapaz para articular un ideario político; el PRD se sigue empeñando en mostrarse como una oposición meramente discursiva; el PT y Convergencia le exprimen las últimas gotas a la popularidad moribunda de López Obrador; el PVEM corrobora su capacidad para captar la atención de los ingenuos con propuestas oportunistas...

Afortunadamente existen espacios que le permiten al ciudadano una visión más amplia que la que ofrece la chistera mercadológica: el debate y la entrevista. Aseados, puntuales, “seguros de sí mismo” y sonrientes, acuden los candidatos a foros y programas radiofónicos y televisivos para presentar sus propuestas. Quienes vimos y escuchamos a los candidatos fuimos testigos de una catarata de propuestas.

Pero la estampida de propuestas no es un buen augurio, si la propaganda política muestra una carencia de imaginación, en las propuestas de los candidatos se vislumbra una falta de visión. Amontonan propuestas para quedar bien con el electorado, para parecer prolijos e inteligentes, pero sumando la totalidad de sus propuestas nos encontramos con proyectos de nación que no tienen ni pies ni cabeza.

El ejemplo más claro de ello es la campaña en pro del voto nulo. Cualquiera pensaría que, ante lo precario de nuestra situación como país, el eje de las presentes campañas hubiesen sido temas económicos y de seguridad, pero no, llegó el voto nulo, llegó con ello el oportunismo, y de vote pronto el eje de las campañas fue una desdibujada Reforma del Estado. “Revocación de mandato”, “reducción de los candidatos plurinominales”, los candidatos se llenaban la boca con éstas palabras aparentando ser todo unos revolucionarios sociales.

Carecen de visión porque no saben diagnosticar. “Revocación de mandato”, ¿alguien ha oído dichas palabras en la voz de algún ciudadano?. En lo personal se las he oído a políticos pendencieros y a líderes empresariales transformados en improvisados líderes de opinión. Veo por televisión junto a otras personas lo que está ocurriendo en Honduras, ninguna de las personas que me rodean quieren que algo semejante ocurra en México, no queremos descabezar gobernantes -el desafortunado desafuero de López Obrador fue un claro ejemplo de ello-.

Lo que queremos es que nuestros representantes realmente representen a sus electores y no a los intereses del escudo que portan en la solapa, lo que deseamos es que nuestros gobernantes elaboren reformas que beneficien al país, lo que exigimos es que si alguno de ellos quebranta la ley se les juzgue (y condene) ante las instancias judiciales competentes.

Lo que esperamos es que aquellos que hoy se sienten con tan vastas capacidades como para contender por un curul demuestren dichas capacidades. Que sean imaginativos para difundir su imagen, claros y objetivos cuando trazan su visión de México, que no improvisen, que no sean oportunistas, que no anden firmando ante notarios –ya firmamos, ¡ya chingamos!, ¿nos creen tan ingenuos?-. Pero si como candidatos han sido grises, carentes de imaginación y de visión, ¿qué esperar de ellos cuando asienten sus glúteos en San Lázaro?

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