9 de julio de 2009

Maldonado y Girondo

Leo en Temporada de caza para el león negro de Tryno Maldonado:
Desde que Golo llegó a vivir conmigo cogíamos como locos. Cogíamos de día. Cogíamos de noche. Cogíamos como dos desahuciados. Cogíamos como perros en celo. Cogíamos como bestias salvajes. Cogíamos hasta casi matarnos. Cogíamos en el colchón. Cogíamos en el suelo. Cogíamos en el baño del departamento. Cogíamos en los baños públicos. Cogíamos en los callejones. Cogíamos en mi coche. Cogíamos en mi oficina. Cogíamos en el cine. Cogíamos antes de dormir. Cogíamos dormidos. Cogíamos al despertar. Cogíamos antes y después de comer. Cogíamos comiendo. Cogíamos en ayunas. Cogíamos bebiendo vino tinto. Cogíamos fumando marihuana. Cogíamos en XTC. Cogíamos inhalando cocaína. Cogíamos fumando crack. Cogíamos inyectándonos heroína. Cogíamos viendo tele. Cogíamos filmándonos. Cogíamos viendo películas porno. Cogíamos con música de fondo. Cogíamos con el más absoluto de los silencios. Cogíamos hasta que venían a golpear la puerta para callarnos. Cogíamos hasta que la cama, el techo y las paredes quedaban hechos pedazos. Cogíamos. Cogíamos. Cogíamos.
Después de leer el citado capítulo, tomé del librero Espantapájaros (al alcance de todos) para releer un poema de Oliverio Girondo que me ha parecido siempre fascinante:
Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.
Claro, las diferencias son enormes. La prosa de Maldonado algún día perecerá mientras los poemas de Girondo son y seguirán siendo recordados.

Ayer leí Temporada de caza para el león negro, y a pa' librito. Más vacío que las carteras del chingo-millón de pobretariados que vivímos en México, en poco más de cien páginas, ni barriéndole ni trapeándole se puede encontrar alguna idea extraviada en el texto. Lenguaje y temática cool los hay, como en la mayoría de los textos de la supuesta generación del Atari; las ideas sin embargo brillan por su ausencia. Libro breve y ligero, que probablemente le servirá a usted como laxante si es de los estreñidos que tardan eternidades en el retrete.

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